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Primera vez tras el volante del Mercedes-Benz EQE SUV

Este modelo 100% eléctrico está lleno de tecnología y seguridad, con un interior que parece una suite de lujo.

Primera vez tras el volante del Mercedes-Benz EQE SUV

Aprovechando nuestra visita a Los Angeles para el test masivo que organiza el World Car Awards para sus jurados de todo el mundo, pusimos nuestras manos al volante del Mercedes-Benz EQE SUV, la última adición a la familia de vehículos eléctricos EQ de la marca alemana.

Se trata de un SUV mediano para cinco pasajeros, que se ofrece en los mercados en versiones EQE 350, EQE 350 4Matic y EQE 500 4Matic, además de variantes Mercedes-AMG EQE.

La versión disponible para prueba era la tope de gama EQE 500, un modelo se adentra en el futuro eléctrico sin comprometer el lujo al que nos acostumbra la marca. Y vaya qué lujo nos encontramos, con tapizados de cuero auténtico de altísima calidad, terminaciones en madera de poro abierto, aluminio cepillado... Como si fuera un Mercedes-Benz del pasado.

Además, una hermosa combinación de colores interiores, con asientos en cuero marrón, combinado con paneles en color crema, y en combinación con los mencionados acabados en madera. Impresionante.

Mercedes-Benz EQE SUV: características

Al igual que su hermano EQE sedán, el EQE SUV se construye sobre la plataforma EVA que debutara con los EQS. Es una arquitectura de 400 voltios que permite procesos de carga de hasta 200 kW de potencia, y que está diseñada para ser líder en eficiencia energética. 

La versión EQE 500 utiliza una batería de 90,6 kWh, con una autonomía nominal de la EPA de hasta 476 kilómetros, permitendo recargar del 10 al 80% en apenas 32 minutos. Utiliza dos motores ubicados cada uno sobre un eje, ofreciendo tracción 4Matic y una potencia conjunta de 402 Hp y 858 Nm de par, para un 0 a 100 km/h en 4,7 segundos.

Son números grandes, pero también lo son sus dimensiones y peso: 4.864 mm de largo, 1.940 mm de ancho y 3.030 mm entre los ejes, con un peso en seco de 2.525 kilos. 

El diseño exterior sigue la línea de todos los modelos EQ, con una apariencia reconocible al instante por su frontal cerrado, el logo de la estrella de tres puntas grande al medio, pequeñas estrellas dibujadas en la parrilla y un atrevido look de las luces, que son LED digitales. Atrás lo más llamativo es la unión visual de ambos faros, que le da una sensación de mayor anchura al modelo. 

Las superficies generales son suaves, redondeadas, con curvas marcadas y casi sin ningún pliegue muy marcado. Las manillas están escondidas, cuenta con ruedas grandes y un perfil muy aerodinámico, dotando al modelo de una estampa innegablemente futurista, pero sumamente armónico.

Puertas adentro es donde todo fascina, por la meticulosa atención al detalle que Mercedes le pone a sus autos, como la elegancia de los tonos de la iluminación ambiental o la dispisicion ergonómica de los controles. El habitáculo es inmenso y sumamente confortable incluso para personas altas, y ofrece una exquisita coherencia en el diseño y el refinamiento. Nada es demasiado, nada sobra. 

Ya hablamos del tablero de madera porosa, de los tapizados en cuero y de los prespuntes a la vista, combinado con el mundo digital de los nuevos tiempos que, en nuestra unidad de prueba, se traducía en un clúster digital y una pantalla vertical. Si bien el MBUX Hyperscreen está disponible como opción, no pudimos verlo en vivo.

El sistema de infoentretenimiento de última generación es muy intuitivo y la pantalla es sensible a cada suave toque. Es sencillo de usar, aunque algún tiempo demanda para conocer las aplicaciones y cómo alcanzarlas en pocos movimientos.  Y luego está el sistema de sonido con capacidades Dolby Atmos, para una experiencia sonora de 360 grados al nivel de un concierto.

Si los Mercedes-Benz normales son exquistos desde el punto de vista del confort de marcha, en el EQE SUV todo se multiplica por mil.

Mercedes-Benz EQE SUV: impresión de manejo

Antes de hablar del empuje de los dos motores eléctricos y de la puesta a punto de la suspensión, hablemos de algunas sofisticaciones que tiene este auto, como las cuatro ruedas direccionales, que permiten moverse por la ciudad como si el EQE fuera una ardilla en lugar de un enorme SUV, o cortar las curvas del Angeles National Forest, el camino de montaña que nos hizo divertirnos con el EQE.

La marca indica que esta tecnología reduce el radio de giro hasta un 10%, lo que hace que el EQE 500 reaccione más como un auto más compacto de lo que es.

Volvamos a los motores. Con 402 Hp y 700 Nm empujando desde cero, se entiende que la aceleración sea brutal, como normalmente es en un auto eléctrico, pero lo que sorprende es la forma sensata y elegante con que el sistema del EQE la entrega. Sí, es rápido de reacciones y te puede pegar la espalda al asiento, pero no lo hace. En cambio, te lleva muy rápido al punto donde quieres ir, haciendo todo menos bruco y más refinado.

Hay modos de manejo, y el Sport es el más reactivo, aunque los ajustes de la suspensión no se notan tanto. En general, la puesta a punto del chasis es para brindar confort siempre, más blando o menos blando dependiendo del modo seleccionado, pero rara vez sentimos incomodidades como baches o imperfecciones del asfalto. Todo queda filtrado y nada pasa a la cabina.

Sin embargo, no la carrocería no rola como debería considerando el peso. La masa se mueve y empuja hacia afuera, es cierto, pero en general todo se minimiza con el trabajo de la suspensión, que opcionalmente puede ser neumática. 

En conclusión, el EQE SUV pone el foco en ofrecer el lujo y confort de Mercedes-Benz sin emisiones ni transando la esperiencia de manejo. Mezcla muy bien el confort de conducción, las capacidades dinámicas y la tecnología de vanguardia, como si llevara mucho más de 100 haciendo esto.

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