El primer modelo que presentará Opel desde que fuera comprada por el grupo francés PSA, se trata del Insignia GSi, la variante más deportiva del sedán que en el continente americano conocemos bajo la identidad de Buick Regal.
Quienes tienen algunos años recordarán los primeros GSi que se comercializaron exclusivamente en Europa, el Manta GSi y el Kadett GSi, ambos lanzados en 1984, iniciando con ellos una exitosa faceta deportiva en la marca alemana.
Sin embargo, tras la llegada de los modelos OPC, las siglas GSi quedaron en el olvido. Pero Opel decidió que era buen momento de mirar hacia atrás y anuncia una variante GSi para la versión más prestacional del nuevo Insignia.
El Opel Insignia GSi denota ya en su estética que no se trata de cualquier auto. Muestra una grandes entradas de aire delanteras, un alerón deportivo en la parte trasera, difusor integrado, doble salida de escape y rines de 20 pulgadas con neumáticos Michelin Pilot Sport 4S.
Por dentro hay asientos deportivos que incluyen función de masaje y calefacción, pedales en aluminio y decoraciones cromadas por todo el interior.
Lo principal es que recibe un nuevo motor de 2.0 L turbo de cuatro cilindros que genera 260 caballos de fuerza y 295 lb-pie de par, que estará asociado a una nueva caja de ocho velocidades con paddle shift detrás del volante, y con tracción total.
En Opel informan que cuando circule por Nürburgring será más veloz que el Insignia OPC de generación anterior, pese a que tenía 325 Hp. Y es que la clave está en la reducción de peso de 160 kilos.
La firma detalla que el modelo fue desarrollado en el Infierno Verde, incorporando una suspensión deportiva, amortiguadores más cortos, una carrocería rebajada en 10 mm y frenos Brembo con cálipers de cuatro pistones y discos ventilados de 345 mm.
El chasis es el FlexRide mecatrónico con cuatro modos de conducción (Standard, Tour, Sport y Competition), que actúan sobre dirección, amortiguadores, acelerador y transmisión.