Es sabido que a los grandes artistas de la música les encantan los autos exclusivos. Pero de todos ellos, son muy pocos los verdaderos amantes de los motores. Uno de ellos, lo ha hecho público cada vez que puede, con una colección de clásicos y exóticos única y digna de un verdadero conocedor y no es otro más que Jay Kay, el carismático líder de la banda inglesa de funk Jamiroquai. Los carros de Jay son de otra galaxia, incluyendo en la lista un Ferrari LaFerrari en un exclusivo color verde, único en el mundo, personalizado directamente por él en Maranello.
Pero hoy no son sus Ferrari los que hacen noticia, sino que un auto que, si creciste con MTV, seguro lo viste más de un par de veces, el Lamborghini Diablo SE30 color morado, protagonista del videoclip de "Cosmic Girl", segundo s del tercer álbum de la banda, Travelling Without Moving.
No se presta ni música y menos un carro
Solo alguien como Jay Kay se puede dar el verdadero lujo de tener no uno, sino que dos Diablo SE30, modelo que ya por solo es una edición especial. Y decimos dos, porque el primero fue destruido justo antes de iniciado el rodaje para el videoclip. Los autos, incluyendo una Ferrari F40, propiedad del baterista de Pink Floyd, Nick Mason y un Ferrari F355 Berlinetta, propiedad de Jay, debían ser trasladados hacia Cabo de Gata en España, pero el encargado de transporte no fue muy cuidadoso con el traslado del vehículo, destruyéndolo en el camino. Y Jay tenía que tener a su "Cosmic Girl" en el set, por lo que pidió bajo préstamo a un concesionario coleccionista de autos exóticos, nada más que una segunda unidad, idéntica a la original, de por sí muy rara, con volante a la derecha (1 de 16 modelos únicos con dicha configuración) y en el exuberante color Viola Metallic.
La orden fue clara: "Nadie toca el auto hasta que yo llegue, voy tomando un vuelo hacia allá". Sin embargo, como el rodaje se estaba atrasando, de nuevo se debió echar mano al Lamborghini para grabar algunas escenas con una cámara montada sobre el parabrisas del auto. Al llegar a la locación, todos miran a Jay con lastima, según lo relatado por el mismo artista en una entrevista realizada para Top Gear, donde se le confiesa que, en una curva, la cámara montada en el Diablo salió disparada... ¡con parabrisas y todo!
A Jay no le quedó otra que grabar sin parabrisas y es la razón por la cual se le ve tratando de cantar con algo de dificultad en algunas tomas. De hecho, las primeras transmisiones del video, muestran planos del Lamborghini sin el parabrisas, el cual fue añadido posteriormente de manera digital en las reediciones más nuevas del videoclip.
Así fue como el auto pasó a la historia y al garaje de Jay, quien lo compraría más adelante. Finalmente, Jay haría espacio para sus nuevos exóticos, volviendo a venderlo a Amari, donde seria adquirido por otros dueños. Pero finalmente el Diablo SE30 vuelve al concesionario que lo vio partir, a casi 20 años de Cosmic Girl, con un estado de conservación maniático, un escaso kilometraje de poco más de 27.700 km y a un precio de $549.995 libras.
Una bestia de aniversario
El Diablo SE30 es una versión especial del modelo, hecho para conmemorar el aniversario 30 de Lamborghini. Se partió con las especificaciones del Diablo VT, claro que, con tracción trasera, ventanas de plexiglás y barras estabilizadoras de dureza regulable electrónicamente. El auto también sufrió una serie de retoques estéticos, incluyendo una nueva defensa delantera, ductos de ventilación laterales, insignias conmemorativas, interior más austero para bajar peso y rines OZ. Algunos de estos cambios serian portados al Diablo SV, muy reconocido para los amantes de los videojuegos, por ser el auto estrella de Need For Speed III "Hot Pursuit".
Aprovechando el aniversario, Lamborghini dotó al Diablo SE30 con un motor V12 revisado, contemplando un sistema de inyección más poderoso, un escape menos restrictivo y una admisión de magnesio, con el que ahora desarrollaba 523 hp. Solo se fabricaron 150 modelos, siendo este el ejemplar 142. De estos 150, 15 se convirtieron a especificación Jota, con un kit estético y mecánico que rozaba la línea entre la homologación de calle y el uso de competición.